Por el sendero de la violencia

Jorge Salazar
por Tomacini Sinche

–¿Somos muy violentos los peruanos de hoy?
No sólo ahora somos muy violentos. El Perú tiene una vieja tradición de violencia si nos remitimos a la historia. Pero ahora llevamos una sobrecarga de violencia que viene a partir de la presencia de Sendero Luminoso en nuestras vidas. Este fenómeno nos ha hecho perder buena parte del sentido humanista que deben tener las acciones humanas.

–Sufrimos de un grave distanciamiento frente a la muerte…
Claro, la guerra interna nos despojó de parte de nuestra humanidad porque nos acostumbramos a vivir con la muerte. Nos hemos distanciado del horror. Ya no nos horrorizamos frente a las violaciones, las torturas, los asesinatos y las masacres.

–Tanto así, que pensamos la muerte en cantidades: “¡Son sólo cinco muertos!”…
Exacto. Hay un gran vacío cualitativo en la población. Ya no nos interesa la humanidad ni la persona, sino el número de muertos o el espectáculo de la muerte.

–¿Cree que los medios de comunicación reflejan esa percepción de la muerte como espectáculo o hay una irresponsabilidad de parte de los periodistas?
Hay de ambas partes. Indiscutiblemente los medios reflejan parte de la realidad y también hay, lamentablemente, un periodismo interesado en convertir en sensacionalismo todo lo que toca. En especial cuando se trata de la muerte.

–¿Cómo podemos sublimar esta sobrecarga de violencia que llevamos?
Debería ser una tarea colectiva del Estado. Hablo de una urgente necesidad de reeducación de la sociedad. El gran problema es cómo. En algunos sectores de nuestra sociedad hay individuos que han tomado conciencia de esto, pero es una tarea colectiva que se debe hacer con la comunidad entera. Quienes hemos tenido educación y cultura podemos revertir ciertas conductas violentas, pero qué pasa con la gente que no ha recibido educación, o que recibe migajas de educación, y que son maltratados por la dura realidad. Todo ese segmento poblacional está propenso a explotar violentamente.

–¿Población que puede ser foco de un retorno de los tiempos del terrorismo?
Creo que el fenómeno terrorista no ha acabado mientras haya estos grandes sectores olvidados, no sólo por la falta de agua, luz y desagüe, sino fundamentalmente por la falta de educación y de humanismo.

–¿Hay algún ámbito social que escape a la deshumanización que nos provocó la guerra interna?
No. No hay capa de la sociedad que haya escapado a ello. Está presente en los estadios de fútbol, en los juegos infantiles, en los asaltos a taxistas. Antes se cogoteaba a los taxistas y se les dejaba vivos, ahora se les mata con tiro de gracia, que es una práctica de la guerra contra el terrorismo, que ha sido escuela de violencia, de muerte y de inconducta humana. El propio homicidio se ha ido “deshumanizando” desde principios del siglo XX hasta ahora. Antes había rasgos de piedad, ahora no. El hombre es el único animal que elimina a miembros de su especie, no creo que sea algo natural sino fruto de los condicionamientos sociales. No conozco patos que maten patos.

–¿Qué nos espera como sociedad si no hacemos algo frente a la violencia?
Creo que, si no hay una tarea de reeducación y de saneamiento mental, vamos a tardar mucho más tiempo en alcanzar ciertos niveles de humanidad y de solidificarnos como una sociedad. En otras palabras, vamos a seguir siendo un país sin personalidad y sin identidad, donde la única identificación está dada por la violencia y la corrupción, lo cual es gravísimo.

–Finalmente, ¿qué otros proyectos tiene a futuro?
En dos meses debo de terminar de corregir “La vuelta al mundo en 80 platos”, que será publicado por Alfaguara. También estoy preparando “La historia del fútbol peruano”, que la editará la Universidad San Martín de Porres en dos volúmenes y que debe estar lista para fines de este año.


Expreso, 15 de abril de 2007