La medianoche del japonés de Jorge Salazar



Editora : El Barranco
Año de publicación y de esta edición : 1991

Recuerdo cuán difícil era encontrar los libros de Jorge Salazar. Lo mejor era no buscarlos, y por ahí, con mucha suerte, como fue con esta obra, te deparabas frente a uno.

Una cosa lleva a la otra.

En esta crónica novelada Salazar desmenuza el caso de la matanza de siete personas –dos parejas de esposos y tres niños, todos encontrados desnudos- de dos familias de origen japonés en Chacra Colorada, distrito de Breña, Lima. Hecho verídico ocurrido el 03 de noviembre de 1944, donde las víctimas fueron muertas con fuertes golpes en la cabeza con un garrote de madera y tirados en una acequia. Son detenidos Kie Naito - fiel servidor de las víctimas-, y Mamoru Shimizu, hermano de Tamotu -uno de los asesinados-, economista y ex-soldado japonés, quienes tras “interrogatorio” el último de los dos llega a confesar ser el autor del crimen.

A su vez estamos ante la historia de Ismael Ortega, joven periodista que ingresa a trabajar a “La Crónica” interesándose por el caso, investigando “cuando ya no hay nada por investigar”, debido a la confesión de Mamoru. Es a través de él, de sus dudas y terquedad que conocemos detalles de las otras dos historias, junto con la de él, las tres principales de esta obra.

Paralelamente Salazar nos presenta una tercera historia, la del capitán Claude Eatherly –luego comandante-, aviador norteamericano quien Ortega conocerá en Paris. La historia que va desarrollando de Eatherly no es menos interesante, en lo absoluto. “Poker-face”, como era conocido por sus amigos era un excelente piloto, sin ningún temor por aventurarse a volar y derribar aviones enemigos. Él será reclutado para una misión especial: pilotear el B 29 “Straight Flush”, encargado de definir el lugar donde otro compañero suyo, Paul Tibbets, a bordo del avión “Enola Gay” soltaría la bomba atómica sobre Hiroshima. Días después Eatherly haría lo mismo previo al bombardeo en Nagasaki.

La vida de este personaje no sería la misma de ahí en adelante: crisis de nervios; un matrimonio que se va a pique; es detenido por robo a mano armada y por falsificación; y luego por allanamiento, llegando a ser internado en un hospital.


A esas tres, Salazar amalgama con maestría muchas otras historias, pequeñas, sabrosas, y algunas tan duras e insoportables como la verdad: el cruel abuso de las autoridades peruanas ante los inmigrantes japoneses (gobierno de Manuel Prado y Ugarteche), quien al aliarse a Estados Unidos durante la Segunda Guerra, persigue y deporta muchos ciudadanos nipones a ése país, entre ellos Susuma Shimizu, hermano de Tamotu y Mamoru, quien luego de ser deportado enloquece y es internado en un hospital norteamericano; también el comercio de esclavos chinos durante treinta años, previo a la Guerra del Pacífico, lo que haría crecer en ellos un odio tremendo hacia el Perú –no era para menos-, el destino haría que al rebelarse estos miles de asiáticos se encuentren en Pisco con las tropas chilenas encabezadas por Patricio Lynch; también tenemos la historia de cómo Lynch –ante sorpresa de sus propios hombres- logra comunicarse en un perfecto idioma cantonés –Salazar se remonta a los inicios en la carrera de Lynch-, y es que los chinos les cayó del cielo al ejército chileno, siendo ellos decisivos en la entrada a Lima; cómo Mariano Ignacio Prado enrumbó a Europa con los fondos populares para comprar armamentos y pertrechos durante la guerra; Salazar también nos deja la historia de Pedro de Candia, “el griego”, cuando este conoce a un mercader de nombre Diego de Almagro -en compañía de un sombrío cura, Hernando de Luque-, quien lo nombrará su representante para hacer compañía a un extremeño silencioso de nombre Francisco Pizarro a aventurarse a un viaje a unas tierras ignotas, llegando ambos a Tumbes, para posteriormente presentarse ante un abrumado emperador Carlos V para anunciarle haber encontrado unas tierras que deben ser El Dorado; la inesperada llegada de los portugueses al Japón y las mudanzas bélicas que esto traería; la llegada de los españoles a la misma isla llevando consigo, entre otras cosas, el catolicismo; las historias paralelas de los físicos Enrico Fermi y Albert Einstein quienes emigrarán a Estados Unidos; Salazar se remonta a la antigua Grecia y nos deja la breve historia de reivindicación de Demócrito; y así, una cosa lleva a la otra.

Conforme avanzas con la trama te vas preguntando: ¿y a qué vienen todas estas breves historias con el crimen de Chacra Colorada?
Jorge Salazar consigue crear y armar un enorme rompecabezas donde al final todo, como una predestinación, está liado.

La Universidad San Martín de Porres lanzó (con una carátula diferente) una segunda edición en 1996; ojalá y siga vigente.
Toda una joyita.