Con todo, contra todos

José Carlos Yrigoyen 

Juan Carlos Oblitas Saba (Mollendo, 1951) es uno de los protagonistas fundamentales del fútbol peruano en el último medio siglo. Ha sido un puntero izquierdo excepcional, de escuela europea, que marcaba y volvía para asistir a la volante, quizá el más brillante en su puesto entre los que han surgido en estas tierras. Además fue un exitoso entrenador de clubes nacionales y extranjeros en Cristal, Universitario o la Liga Deportiva Universitaria de Quito, además de ser un buen director técnico de la selección peruana, con la que hizo milagros en sus horas más bajas, además de desempeñarse como un exitoso gerente deportivo y comentarista de televisión. 

Juan Carlos Oblitas y Jorge Salazar
Hijo de un hogar de la clase media acomodada de Arequipa, vino a Lima para estudiar Medicina en la universidad. Fue entonces que conoció al excelente escritor y periodista Jorge Salazar, a quien contó sus dudas sobre si seguir en la facultad o dedicarse al fútbol. El autor de La ópera de los fantasmas se sentó con él y se franqueo: «Mira, Juan Carlos. Tú puedes estudiar si quieres, pero serás un médico mediocre. En cambio, si optas por el fútbol, te convertirás en un jugador extraordinario». Oblitas siguió el consejo de Salazar y acertó. Se volvió rápidamente un referente, un seleccionado que casi nunca brindó un partido que lo pusiera en la picota, una presencia natural, con las virtudes requeridas para la posición que ocupaba: veloz, inteligente para decidir luego del desborde, hábil para la gambeta. Fue tan vital para la selección que se le convocó para jugar en ella hasta el borde de su retiro, porque no se halló en la nueva camada de jugadores a nadie que pudiera ocupar con dignidad el vacío que dejaba.

En su papel de entrenador de la selección se le pidió que sacara a la selección nacional de su fondo histórico y con un grupo de muchachos que, antes de que él asumiera, no querían ni siquiera ser convocados, y se quedó a las puertas de la clasificación a Francia 98. Como dirigente se comportó igual que en todos sus cargos anteriores: un hombre directo, carismático, firme en sus convicciones y dueño de una inflexible decencia, muy rara en el mundillo de las autoridades deportivas (o de cualquier otra clase) de mi país. Y además de estos méritos profesionales, tiene también el don de la gratitud: cuando Jorge Salazar, muchos años después de guiar su destino, enfermó gravemente, él se encargó, sin propagado ni decirlo, de pagarle el viaje y la operación en Estados Unidos. Oblitas no es solo parte esencial de nuestro fútbol, sino uno de los responsables directos, en diversos papeles, de los más importantes logros de la selección que están consignados en este libro.

Del libro Con todo, contra todos, una historia de la selección peruana (Debate, 2018)

Foto: Ricardo Mitsuya