Pasolini un artista...

Jorge Salazar

“Porque soy artista y artesano, y porque he aprendido a extraer rostros, miembros, cuerpos, de la piedra. No tengo porque inquietarme por el juicio de la posteridad, de mis contemporáneos: mi nombre y mi apellido no estarán grabados en parte alguna; conmigo desaparecerán” 
Ingmar Bergman
Pier Paolo Pasolini

El 2 de noviembre de 1975, en medio de la dulce noche romana de Ostia, Pier Paolo Pasolini es asesinado brutal y cruelmente por un "ragazzo dila vita", un héroe de ese submundo que poblaba las ficciones del artista.

El destino hizo que lo conociéramos personalmente. Fue en Londres, en casa de Max Hernández. Eran amigos a pesar de ser demasiado distintos, demasiado diferentes psicológica y culturalmente, pero parecían unidos por una misma complicidad.

Después de la muerte de Pier Paolo Pasolini, su madre ha dicho que era alegre y que por eso le gustaba la compañía de los jóvenes; jugar al fútbol con los muchachos pobres de las barriadas romanas.

Nosotros no lo vimos así. Recuerdo que cuando se despidió (en inglés) la casa quedó impregnada como de un perfume de melancolía y sus palabras siempre fueron las mismas a lo largo de esa noche: La tragedia es la única situación humana que entendía. Si una persona no era infeliz, no le interesaba.


II

Decían los reporteros que fueron a informar que, desde lejos no parecía un cuerpo, por la forma en que había sido masacrado, parecía un montón de inmundicia. Después, poco a poco se fueron dando cuenta que bajo ese montón de inmundicias estaba el cuerpo de un hombre.

Si Pasolini se hubiera −como tantos− encerrado en una torre, o hubiera hecho de su poesía un claustro no hubiera habido noche de Ostia. Pero Pasolini no. Pasolini va a la búsqueda de la fuerza de la calle y no rehuye el combate ideológico que se le presenta todo el tiempo. "La Religión de mi tiempo" y "Las cenizas de Gramsci" son ejemplos de esa lucha. Pero no se queda allí.

También fue articulista en la prensa, removiendo con su pluma los problemas más reales y candentes de la situación político-social; la corrupción política, los sobornos, los problemas sexuales (algo de su propio dolor) y el fracaso de la educación y enseñanza burguesas.

Con toda esta carga de temas explosivos, levantará odios mortales, insidias y reproches. No es extraño entonces que a la hora de su muerte la prensa gorda y burguesa haya dicho escuetamente "Murió Pasollni, el homosexual que hizo del escándalo una forma de vivir".


III

Esa inolvidable noche londinense, coincidentemente, Pasolini se refirió en su discurso a la violencia que cada día se enfrenta en la confrontación de la homosexualidad. Decía que cada día son asesinados, agredidos "suicidados" decenas y centenas de homosexuales, de nombres desconocidos, que aparecen como perdidos en las páginas rojas de la crónica diaria.

Racconti di Canterbury (Cuentos de Canterbury), nos contaba, era su homenaje a aquellos que tienen que sentarse siempre en las últimas filas de los cines, ocultarse en la noche en los parques y en la noche de las playas pobres, solamente porque la sociedad masculina y heterosexual no deja espacios para otros. Aquellos de .quienes mejor es no hablar, a menos que se les mate violenta mente.


IV

"El sexo es un pretexto, para cuantos lo hemos encontrado y aun en el invierno, con la calle abandonada al viento tras las extensiones de inmundicias frente a lejanos palacios, somos muchos y no tenemos sino momentos de soledad".

Estos versos suyos, parecen su testamento, confesión descarnada y trágica, pero el poeta lleva otros dramas consigo. Ante todo es un combatiente socialista y con magnetófono, cámara cinematográfica entrará en el mundo del sub proletariado, enseñando su evangelio y viviendo el terrorífico problema del hombre, del sexo y del dinero, triología que pudre la condición humana de los habitantes pobres de la ciudad, de todas las ciudades. "Ragazzi di vita" (1955) y "Una vita violenta" (1959), son novelas testimonio de ese ciclo de su dolor.


V

Pasolini no nació para ser hombre de un solo hambre. Descubrió el cine como una manera de concretar telúricamente su fuerza expresiva. Llegó a ser guionista, actor y sobre todo el creador cinematográfico más personal que Italia haya producido, quizás con excepción de Rosellini.

Al cine llevó las llagas de la sociedad de nuestro tiempo, que oculta con sus uniformes, con sus ropas y automóviles lujosos todos los pecados y todos los crímenes concebibles.

Pasolini, que llevó al cine el refinamiento, la imaginación y el realismo, también nos trajo nuestra crueldad, nuestro horror, nuestro sadismo. Lo trajo todo. Y esa noche londinense, inolvidable, nos dijo que la tarea del artista es la defensa de la vida con dignidad y que confiaba que el último de los rufianes, el último de los delincuentes se levantará del fango, por la acción misma del socialismo, es decir, la acción misma de la vida y del amor.



Diario Marka, 22 de abril de 1976